Luego de su última victoria en La Sarthe en 1965, los de Maranello vuelven a saborear la gloria en la carrera de resistencia más emblemática del motorsport mundial.
Foto cortesía FIA WEC
Ferrari ha logrado este domingo marcar una página importante en la historia de las carreras de resistencia, principalmente en las 24 Horas de Le Mans; el equipo del Cavalliuno Rampante se ha llevado la victoria en la edición número 100 de la mítica competencia.
La marca italiana con su auto marcado con el número 51 y que en esta ocasión tuvo como pilotos a James Calado, Alessandro Pier Guidi y Antonio Giovinazzi, cruzaron la línea de meta en primer lugar por delante del Toyota GR010 Hybrid número 8 de Sébastien Buemi, Brendon Hartley y Ryo Hirakawa, quienes finalizaron en segundo lugar.
De esta manera, Ferrari le quitó la hegemonía que el equipo japonés ostentaba en esta competencia desde 2018, año en el que obtuvieron su primera victoria en la era híbrida con Fernando Alonso, Sébastien Buemi y Kazuki Nakajima.
Sin duda alguna, la prueba del centenario de Le Mans se recordará por mucho tiempo como una de las más trepidantes e igualadas de los últimos años, principalmente por cómo se desarrolló la carrera, que dejó a varios de los favoritos fuera de contienda de manera temprana.
De hecho, la prueba no se decidió hasta las últimas dos horas y todo gracias a un error fatal de Ryo Hirakawa, el único japonés en el Toyota GR010 número 8, quien terminó estropeando un duelo que parecía tener un desenlace hasta el último metro.
Otro factor que puso emoción a esta edición fue el clima; las dos tormentas que convirtieron el asfalto en hielo generaron una sucesión de accidentes que interrumpieron en mayor o menor medida la carrera durante la tarde.
El Ferrari número 51 y el campeón, el Toyota número 8, llegaron al último asalto pactado a dos horas separados por menos de 20 segundos y con estrategias prácticamente calcadas, por lo que el ganador sería quien no bajara la guardia en esas último round.
Durante ese lapso, la lucha por la victoria fue preciosa con Hartley encadenando vueltas en 3:27, las más rápidas personales de toda la carrera y recortando de medio segundo en medio segundo la distancia sobre Giovinazzi.
Pero Le Mans tenía algo especial guardado para Ferrari; fue entonces cuando Hirakawa perdió el coche de forma incomprensible en la frenada de Arnage, dañando tanto el frontal como la trasera del Toyota, diciendo así adiós a una victoria que deseaban los nipones ante una numerosa y fuerte competencia.
Al caer la bandera a cuadros, Ferrari lograba su décima victoria general en la prueba y la primera desde 1965, año en que Jochen Rindt y Masten Gregorya se impusieron en un 250 LM.
Toyota se quedo con el grito de victoria en los labios con su segundo lugar, mientras que Cadillac cerró con honor una carrera en la que ocuparon el tercer y cuarto puesto, superando al segundo de los Ferrari 499P que terminó quinto.
En LMP2 la victoria le correspondió al coche del equipo Inter Europol Competition, que tuvo como pilotos a Jakub Smiechowski, Albert Costa y Fabio Scherer; mientras que en LM GTE Am, Corvette Racing se llevó la gloria con Nicky Catsburg, Ben Keating y Nico Barrone.
Destacable también la participación del equipo Hendrick Motorsports, que con el Chevrolet Camaro ZL1 de NASCAR del Garaje 56 conducido por Jenson Button, Jimmie Johnson y Mick Rockenfeller logró completar la carrera en la casilla 39 de la clasificación general.
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