Se trata del imponente Lamborghini Countach LP 400 S negro que apareció en la reconocida película "Los Locos del Cannonball" de 1981.
Los amantes del cine recordarán aquella solitaria carretera interestatal en pleno corazón de Estados Unidos, con la clásica señal que recuerda no exceder el límite de velocidad de 55 millas por hora.
A lo lejos, un Lamborghini Countach, doblemente amenazador por su negra carrocería y los singulares accesorios que lucía como su chocante alerón frontal, sus faros adicionales y sus estrambóticas colas de escape, se detiene bruscamente justo al lado de la señal.
Del lado del copiloto desciende una atractiva joven rubia que, ni corta ni perezosa, tacha la señal con un spray rojo y regresa enseguida al deportivo italiano, que desaparece con el bramido de su legendario V10.
Ese era el inicio de la segunda entrega de "Los Locos de Cannonball" una vieja saga de dos películas que satiriza el universo de la Cannonball Run, la conocida carrera contrarreloj de costa a costa en los Estados Unidos EE UU.
Una de las estrellas de aquella memorable cinta fue el citado Lamborghini Countach LP 400 S de 1979, protagonista del póster oficial de la película y, a la postre, el ganador de la alocada carrera que sustenta la trama, para regocijo de sus pilotos Jill Rivers y Marcie Thatcher, la única pareja femenina que aparece en pantalla.
Hoy, el reconocido modelo que hace parte de los recordados Hollywood Cars que, cumple 45 años en perfecto estado de conservación. Si bien este tipo de coches suelen mantenerse en un estado excepcionalmente bueno, lo de este Countach es otro nivel.
El brillo de su pintura negra satinada y el fuerte contraste de su interior en cuero mostaza son una pasarela a tiempos pasados, a la historia de una unidad que se ensambló en la factoría de Santa Ágata Bolognese en 1979 con destino a un cliente en Roma y que, por azares del destino, fue exportada a Estados Unidos y adquirida por un buen amigo del director Hal Needham.
Para transmitir la sensación adecuada en pantalla se hizo necesario tunear el Countach de alguna manera y la solución consistió en montar un alerón frontal que prácticamente tapaba las luces de posición, buena excusa para añadir seguidamente dos faros auxiliares de largo alcance. Por último, otro elemento bizarro y superfluo fue el escape trasero con nada menos que 12 salidas.
El modelo cumplió su propósito y se hizo eterno en el cine de su época y en el imaginario de millones de amantes de los coches, como fue el caso de Jeff Ippoliti, un coleccionista afincado en Florida que en 2009 no desperdició su oportunidad para hacerse con él, tras más de un año negociando su compra.
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