Una vez más Scott Dixon dejó claro que a la hora de hacer una estrategia ganadora no tiene rival.
Foto cortesía IndyCar.
Dixon brindó otra clase magistral sobre cómo idear tácticas sobre la marcha y de la mano de su estratega Mike Hull logró la victoria en un complicado Chevrolet Detroit Grand Prix el domingo en las calles de Detroit.
Dixon y Hull una vez más hicieron magia, eligiendo hacer su última parada en boxes bajo bandera amarilla al final de la vuelta 56 y esperando hubieran más neutralizaciones para agotar el combustible hasta el final en la vuelta 100.
La estrategia funcionó a la perfección, ya que hubo dos períodos de precaución más después de la última parada de Dixon, para permitirle ahorrar suficiente combustible y así llegar a la meta en primer lugar.
El hombre del Chip ganassi Racing, navegó hacia el Círculo de la Victoria durante las últimas 13 vueltas de carrera en el circuito callejero de nueve curvas y 1,64 millas, mientras Marcus Ericsson Superó a Kyle Kirkwood por el tercer lugar.
Posterior a la maniobra, Ericsson puso su mirada en Marcus Armstrong rodando casi un segundo más rápido por vuelta, para luego, en la vuelta 99, superarlo y quedarse finalmente con el segundo lugar, dejando a Armstrong en tercero.
Los primeros tres cuartos de la carrera fueron puro caos, con ocho períodos de precaución y 47 vueltas neutralizadas de las primeras 73. El tramo más largo de carreras con bandera verde durante ese lapso fue de 13 vueltas, lo que hizo que las cabezas de los estrategas dieran vueltas en boxes, mientras reflexionaban sobre opciones sobre la marcha mientras hablaban por radio con los pilotos.
Un rápido cambio en la estrategia de neumáticos en las primeras 15 vueltas, cuando la idea predominante de que el neumático alternativo Firestone Firehawk era el caucho más rápido, resultó errónea cuando Palou, que comenzó con alternativos usados, perdió agarre mucho antes de lo esperado y tuvo que entrar a boxes en el final de la vuelta 11.
Luego, apareció sobre el trazado callejero una lluvia pasajera en la vuelta 34, lo que provocó que los estrategas y el personal de boxes corrieran arriba y abajo de la calle de boxes mientras los pilotos y equipos decidían si entraban a boxes para colocar neumáticos de lluvia o se quedaban afuera.
Dixon, Ericsson y Kirkwood estuvieron entre los ocho pilotos que nunca se detuvieron para cambiar los neumáticos de lluvia. Eso los ayudó a avanzar más en el orden de carrera y a posicionarse para terminar entre los cinco primeros.
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