El sedán de gama alta y eficientes motorizaciones, fue presentado de manera oficial en Corea del Sur.
Kia ha presentado oficialmente su nuevo K8, un modelo que si bien para muchos es simplemente un llamativo restyling, la verdad es que es un coche que llega con cambios realmente significativos.
El frontal destaca por la posición de los faros principales, dispuestos en vertical en los extremos de la defensa, y por una firma luminosa perfectamente reconocible heredada del novedoso EV3, prescindiendo de la clásica parrilla del radiador.
El lateral presenta la espectacular línea propia de una berlina con aires de fastback a pesar de sus poco más de cinco metros de largo, con una marcada caída del pilar trasero en el que la luneta es fija.
Los estilistas de KIA han concebido una trasera dominada por unos grandes pilotos que se extienden de un extremo a otro, con un diseño en forma de «Y» invertida en los extremos. La cámara trasera ya no queda tan escondida, ubicándose ahora en un falso spoiler en la cara frontal de la tapa del maletero, mientras que los escapes sí se han ocultado.
Su interior está marcado por el minimalismo, con un salpicadero repleto de líneas horizontales y una gran pantalla digital que integra tanto el cuadro de instrumentos como el sistema de infoentretenimiento.
El volante multifunción es más cuadrado y de nueva factura, los asientos son más cómodos gracias a un acolchado especial y el confort se ha mejorado con un sistema que reduce las oscilaciones del coche durante los cambios de velocidad.
Mecánicamente, el K8 recurre a dos motores de gasolina, uno de cuatro cilindros y 2,5 litros que entrega 198 CV y un V6 de 3,5 litros que desarrolla 300 CV. Sólo la mecánica más potente puede estar vinculada opcionalmente a la tracción 4x4 AWD.
De forma alternativa, los clientes pueden optar por un 3.5 LPI, de inyección de propano líquido, con 240 CV. El último tren motriz disponible es una unidad híbrida con una potencia combinada de 230 CV.
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