La marca japonesa fue principal protagonista de la edición 2023 del SEMA Show, gracias a dos imponentes modelos que se robaron todas las miradas.
El SEMA 2023 abrió sus puertas y eso significa poder descubrir una gran cantidad de locos proyectos, no solo de preparadores, sino también de grandes fabricantes de coches como Toyota, que presentó dos imponentes y llamativos proyectos.
El primero de ellos es el FJ Bruiser, un viejo Toyota Land Cruiser de la serie 40 que podría ser uno de los modelos más locos jamás creados del mítico todoterreno, porque en su interior se encuentra nada más y nada menos que un motor V8 de NASCAR.
El modelo nació del departamento tecnológico de su división de Motorsport, que consiguió este viejo ejemplar del FJ45 de 1966 en bastante mal estado y con el que iniciaron una profunda restauración.
Esta incluye la construcción de un nuevo chasis tubular para mejorar su resistencia, algo especialmente clave cuando justo en medio tiene un colosal motor V8 de NASCAR de 5.9 litros, modificado para ofrecer 725 CV de potencia que llegan a las ruedas a través de una nueva caja de cambios automática de tres velocidades creada por Rancho Drivetrain Engineering, y acompañada de un sistema de escape MagnaFlow personalizado.
De esta forma el equipo unió el nuevo chasis y una jaula antivuelco a la clásica carrocería del FJ viejo y además, ha añadido amortiguadores Fox y resortes Eibach para levantar notablemente su cuerpo.
Aunque el verdadero protagonismo se lo llevan sus ruedas, unas Beadlock Method Double Standard de 20 pulgadas y neumáticos BFGoodrich Krawler T/A KX de 42 pulgadas para proporcionar un rendimiento digno de los mejores todoterrenos.
Toyota ha mantenido intacto su eje sólido, aunque sí ha añadido diferenciales delanteros y traseros acompañados de una nueva reductora de cuatro velocidades y tracción en dos ruedas o cuatro velocidades y tracción a las cuatro ruedas.
Aunque sin duda el truco más genial y más sorprendente de este FJ Bruiser es el sistema oruga o cinta de correr que esconde en sus bajos, diseñada por Mad Max para convertir a este pick-up en un tanque en caso de que los neumáticos no sean capaz de transmitir al terreno su enorme potencia y las rocas o la arena lleguen hasta el interior del vehículo.
La otra protagonista es una Toyota Tacoma X-Runner, un nombre recuperado del pasado que da forma a un pick-up realmente robusto, musculoso y deportivo que bien podría ser el mejor némesis del Raptor, también por el motor que lleva, heredado de su hermano mayor el Tundra, pero que en esta ocasión adopta un enfoque más callejero con una suspensión rebajada, voluminosos paragolpes y tracción trasera.
En concreto el Tacoma X-Runner Concept presenta una versión modificada del V6 de 3.4 litros biturbo del Toyota Tundra, que aquí es capaz de generar 421 CV de potencia y 650 Nm de par.
También cuenta con el eje sólido del Tundra con transmisión final 4.30:1 y un diferencial autoblocante electrónico que distribuye el par entre las ruedas traseras. El escape también luce diferente pues ahora se encuentra en el lateral del vehículo.
La suspensión en este caso es neumática y permite rebajar la altura de la carrocería y al mismo tiempo ofrecer confort y capacidad suficiente para usar esta bestia por la ciudad y lidiar con carga atrás, equipando unos resortes más rígidos y amortiguadores Bilstein de 2,5 pulgadas.
La división americana de Toyota también se ha encargado de reforzar el bastidor, ensanchar sus vías y acompañarlo con unas nuevas llantas Lacks Enterprises de fibra de carbono y centro en aluminio forjado de 21 pulgadas calzadas en unos neumáticos deportivos Michelin 285/45R21, perfectas para la carretera.
La cereza del pastel de esta preparación llega con su deportivo acabado, que combina el mismo color Speedway Blue que llevaba la Tacoma X-Runner original que debutó en el Salón del Automóvil de Chicago de 2004, acompañado de zonas en color negro mate y bordes en rojo para el capó y el techo.
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